Barioná, el hijo del trueno (El Misterio de la Navidad)

La providencia quiso que llegara a mi persona, y aquí y ahora para vosotros, esta obra poco conocida y representada de Jean Paul Sartre. Por un lado está el hecho de que sea precisamente la primera obra de teatro de Sartre, y por otro, para aquellos que conocen a nuestro autor, que sea uno de los autores dramáticos que más ha militado en el ateísmo anticristiano y se ocupara de la Navidad, y del hecho del nacimiento del hijo de Dios en la tierra.

Portada Barioná, el hijo del trueno

No alcanzo a entender por qué lo escribió, si por su circunstancia de vivir encerrado o por necesidad de esperanza, que coexiste en cualquier ser humano creyente o no creyente. Y aclaro esto: 1940, Sartre, está prisionero en el Stalag 12D en Alemania, con 20.000 prisioneros más, entre otros, pintores, poetas, humanistas y 20 sacerdotes, conviviendo con distintas formas de pensamientos, doctrinas y credos, pero todos viviendo lo atroz de una guerra y el derecho coartado de libertad.

Creo que quizás por esto último, cuando se nos priva de libertad, se vive desesperanzado, y eso nos hace tener más esperanza de alcanzar la libertad y tener fe. Esta reflexión la alcanzo por el hecho de que Barioná, el protagonista, lo expone como algo demoledor para el futuro y, poco después, ve la luz y alcanza la esperanza perdida: «… la vida es una derrota, nadie sale victorioso, todo el mundo resulta vencido; todo ha ocurrido para mal siempre y la mayor locura del mundo es la esperanza».

En sus cartas a Simone de Beauvoir le confesó: «He hecho un Misterio de Navidad muy conmovedor. He escrito la escena de la Anunciación del Ángel a los pastores del nacimiento de Cristo, que mis compañeros de cautiverio contuvieron la respiración y con ese silencio frío les vi conmovidos y atentos, y comprendí lo que el teatro tenía que ser: un gran fenómeno colectivo y religioso».

Y termino este pequeño artículo con dos reflexiones. La primera en palabras del prestigioso teólogo René Laurentin: «Sartre, ateo deliberado, me ha hecho ver mejor que nadie, si exceptúo los Evangelios, el misterio de la Navidad. Por esa razón le guardo un inmenso reconocimiento». Y la segunda, de la editorial y su colección Veritas: «Surge como un proyecto de colaboración entre diversas Universidades de inspiración cristiana. Su objetivo es trasladar a la sociedad el dinamismo generado en la vida universitaria en torno a diversos ámbitos de la relación fe-razón: literatura, historia, ciencia, arte, economía… De este modo se lleva a cabo una de las exigencias de la fe: hacerse cultura».

Y por último y no por ello de menor importancia dar las gracias a María José Muñoz, Directora del Museo y Biblioteca Dioscesanos, que por su inquietud y desvelo con el arte y la sociedad hizo posible este y otros eventos donde se funden la cultura y los valores más necesarios para los seres humanos en estos momentos tan convulsos.

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